Memoria Activa: un aniversario diferente del atentado contra la AMIA 

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Juicio en ausencia, ausencia de justicia”. Con esa consigna, los familiares y amigos de las víctimas del atentado contra la AMIA, nucleados en Memoria Activa, marcaron las diferencias con el acto oficial que a la misma hora se desarrollaba en Pasteur 633. “Este juicio sólo viene a cerrar un capítulo más del gran libro de la impunidad -señaló Diana Malamud, una de las referencias de Memoria Activa-. Lo que tenemos es ausencia de investigación, ausencia de interés, ausencia de lógica, ausencia de estrategia, ausencia de voluntad política”. Los integrantes de Memoria Activa no sintonizaron con los insólitos globos de ensayo lanzados desde la coalición político-mediática-judicial que, por ejemplo, lanzó con bombos y platillos una citación de casi 300 integrantes del Ejército en la causa por la muerte de Alberto Nisman. Parece hasta inaudito que siempre, justito para el aniversario del atentado, se hagan anuncios de esa naturaleza, tratando de tapar que en 31 años del ataque a la AMIA hay una notoria orfandad probatoria.

Como todos los años, el acto de Memoria Activa se hizo frente al Palacio de Tribunales, justamente para reclamar por la falta de justicia. La mayoría de las agrupaciones de familiares y amigos de las víctimas -Memoria Activa, APEMI, 18.J- se pronunciaron en contra del juicio en ausencia porque consideran que la investigación fue un fracaso, que no se consiguieron pruebas y que en base a informes de servicios de inteligencia -siempre direccionados geopolíticamente- se armará una condena para “ponerle un moño a las 85 muertes”, como se señaló en el acto. El 8 de agosto se hará una audiencia en la Cámara Federal porque tanto APEMIA como la Defensoría Oficial apelaron la decisión del juez Daniel Rafecas de avanzar con el juicio en ausencia. 

Tras reclamar el regreso de los 50 rehenes que aún mantiene en cautiverio Hamas, en Gaza; la lectura de los nombres de las víctimas y el sonido del shofar; el acto se diferenció claramente del realizado por el oficialismo de la comunidad judía, con la presencia de Javier Milei. “Sólo en un país sin memoria se pueden volver a armar estructuras de inteligencia poco transparentes como se pretende ahora -precisó Kevin Ary Levin, sociólogo y profesor en la Universidad de Columbia-, al tiempo que se vuelve a magnificar la figura de Carlos Menem” (en referencia a la serie de Prime).

El discurso más emotivo fue el del periodista Ariel Zak que contó su historia personal. Aquel 18 de julio de 1994, cuando tenía 9 años, era el primer día de las vacaciones de invierno y sus padres lo llevaron a Mar del Plata. Eso salvó a su padre de la muerte, porque trabajaba en AMIA, y su compañero de oficina, Jaime, perdió la vida. También Ariel podría haber estado en el edificio de Pasteur, porque en vacaciones no era inhabitual que lo llevaran. De hecho, exhibió un dibujo que se encontró dentro de los escombros, y que hizo alguna de las veces que acompañó a su padre. “Aprendi desde chico de lo que fue una novela donde el final no aparece nunca, donde ningún héroe desenreda la trama y donde aparecen un montón de funcionarios de gobiernos, de la justicia, de dirigentes comunitarios que empiojan las cosas un poco más y nos alejan de la verdad”. Zak reconoció a Memoria Activa: “ustedes son nuestras madres y abuelas de la Plaza y nuestra memoria seguirá activa”.

En el acto de Plaza Lavalle no se mencionó a Irán, que fue el principal señalado en el otro acto. Sucede que Memoria Activa desconfía de la investigación oficial que, por otra parte, no exhibe pruebas sino indicios poco concluyentes. Se trata, esencialmente, de informes de inteligencia de la SIDE, la Mossad o la CIA. Los testimonios contra los altos mandos iraníes se originan en opositores al régimen de los ayatolas, que desde hacía tiempo vivían fuera de Irán. Para los familiares no hay razones para descartar lo que se llamó la Pista Siria ni tampoco que el ataque haya sido producto de un grupo, con eje en la Triple Frontera, ansioso por una venganza debido al alineamiento de Menem -mandatario de origen árabe- con Estados Unidos e Israel. En el expediente hay también evidencias de que el riojano hizo promesas a países de Medio Oriente durante la campaña electoral que luego no cumplió en su mandato. La realidad es que el móvil de los dos atentados -contra la Embajada de Israel y la AMIA- nunca estuvo claro, pese a que los indicios marcan que fueron cometidos por el mismo grupo, con la misma modalidad: compra de una camioneta usada; carga con el explosivo que hasta hoy no se sabe de dónde salió: intervención de un suicida; estacionamiento en una playa cercana a los objetivos, retiro de la camioneta el mismo día de los atentados unos minutos antes y la explosión accionada frente a los edificios. La causa oficial apunta a siete iraníes -cuatro con rango de ministros- y tres libaneses, que son los acusados en el juicio en ausencia.

El cierre del acto estuvo a cargo de Diana Malamud, centrado, precisamente, en la oposición al juicio en ausencia. Memoria Activa cree que se puede avanzar en la investigación; que hay mucho material de la SIDE y de las fuerzas de seguridad por revisar, pero que los avances son casi inexistentes. “¿Realmente existe por parte de la justicia la intención de llegar a la verdad? -se preguntó Malamud-. Permítannos dudar. Queremos dejar en claro: de ningún modo ese juicio será una reparación para las víctimas. Nuestros muertos son los ausentes”.

 

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