El especialista Cristian Mussi Saluj advirtió sobre la vulnerabilidad de la ciudad ante una posible combinación de lluvias extremas y sudestadas, lo que podría generar una emergencia similar a la ocurrida en Bahía Blanca.
La reciente inundación en Bahía Blanca encendió las alarmas en varias ciudades del país, y Viedma no es la excepción. En una entrevista con El Radar, por Radio Noticias, el meteorólogo Cristian Mussi Saluj, del INTA en el Valle Inferior del Río Negro, advirtió sobre los riesgos que enfrenta la capital rionegrina ante un evento climático de similares características.
“Nosotros vivimos a la vera de un río, muy próximo al mar. Lo que nos ha afectado históricamente son las sudestadas, que impiden que el agua del río fluya con facilidad. Si a eso se suma una precipitación extrema, vamos a tener un problema muy grave”, explicó el experto.
Según Mussi Saluj, el Servicio Meteorológico Nacional emite alertas con anticipación, pero el clima sigue siendo un fenómeno complejo y caótico. “Si bien se pueden prever ciertas condiciones con cinco días de antelación, su evolución puede ser incierta”, sostuvo.
Sobre la posibilidad de que ocurra una inundación similar a la de Bahía Blanca, el meteorólogo fue categórico: “Sin ninguna duda puede pasar acá. Hace dos años, en la zona de Casas, cayeron 200 milímetros de lluvia en muy poco tiempo. Es totalmente posible y probable. Lo que no se puede prever es la magnitud y el momento exacto”.
Uno de los factores de mayor riesgo es el sistema de desagües de la ciudad, que, según el especialista, no está preparado para evacuar grandes volúmenes de agua en caso de una sudestada. “El río terminaría estando más alto que el lugar de desagüe, lo que haría imposible la salida del agua”, explicó.
Ante este panorama, Mussi Saluj enfatizó la importancia de la planificación estratégica y la prevención. “Hay lugares en Viedma donde las personas no deberían vivir. Es duro decirlo, pero en caso de un evento similar al de Bahía Blanca, esos sectores serían los más afectados”, advirtió, en referencia a las tomas como la del Ferrocarril y las zonas cercanas al río Negro.
Por último, insistió en la necesidad de no minimizar las alertas meteorológicas. “Es preferible emitir una alerta amarilla aunque la probabilidad de un evento extremo sea baja. La prevención puede marcar la diferencia entre una advertencia y una catástrofe”, concluyó.