​Tres mujeres salvaron a una nena que se estaba hundiendo por el oleaje 

El hecho ocurrió en el sector del arroyo Melgarejo, donde el viento generó oleaje y una niña quedó a la deriva sin que su familia lo advirtiera. Una profesora de Educación Física, una terapeuta y una instructora de natación se arrojaron al agua y lograron rescatarla justo antes de que se hundiera.

Bariloche.- Una tarde de playa casi termina en tragedia este domingo en la costa del Lago Gutiérrez, donde miles de personas aprovecharon el calor para acercarse a las playas. En el sector del arroyo Melgarejo, una niña que nadaba lejos de la vista de sus padres quedó atrapada por el oleaje generado por un repentino cambio de viento y comenzó a tragar agua. Su familia, ubicada en otra bahía, nunca advirtió el riesgo.

El Cordillerano dialogó con Cecilia Marina Cavalie, profesora de Educación Física y directora de la escuela de Educación Acuática Corpo Bebés, quien relató el dramático momento. Cavalie estaba junto a seis amigas —entre ellas Graciela Altieri, terapeuta, y Nadia Fleitas, profesora de natación— cuando Graciela le señaló que una niña estaba “demasiado adentro”.

“Cuando miro, el lago ya estaba con olas. Le grité, pero no me escuchaba. Ahí me di cuenta de que estaba tragando agua”, contó Cecilia. De inmediato corrió hacia el agua y llamó a Nadia para que la acompañara. Ambas nadaron más de 200 metros.

Durante el trayecto, un joven se acercó en kayak para colaborar. “Nadia llegó primero, la sostuvo y con ayuda del muchacho pudieron levantarle la cabeza. Ya estaba con principio de hipotermia”, relató. Luego, entre los tres lograron acercarla a la costa.

El rescate se complicó por las características del lugar: pequeñas bahías separadas por rocas y vegetación que impiden la visibilidad entre sectores. “La familia estaba en otra bahía, muy lejos, y no había forma de ver a la nena desde donde estaban”, explicó Cavalie. Recién 20 minutos después, los padres se enteraron de lo ocurrido.

Una mujer acercó una frazada y otras personas sumaron toallas para abrigar a la menor, que se encontraba en estado de shock. “Cuando finalmente llegó el padre, la empezó a retar. Yo estaba muy enojada por el descuido”, manifestó Cecilia.

La niña les contó que se había cansado de nadar y no podía seguir avanzando. Había quedado en posición vertical, con solo la cabeza fuera del agua. El oleaje y la baja temperatura del lago —que alcanza 0 grados en profundidad— terminaron de debilitarla.

“Fue un milagro haberla visto a tiempo”, agregó Cavalie. “Si teníamos que esperar a una ambulancia iba a tardar muchísimo porque la Ruta 40 estaba colapsada”.

Un mensaje para padres y cuidadores

Cavalie insistió en que la historia pudo terminar de la peor manera:
“Por más que sus hijos sepan nadar, no los pierdan de vista nunca. No pueden confiarse. El frío y el viento pueden dejarlos sin fuerzas en minutos”.

La niña, afortunadamente, se recuperó sin necesidad de atención médica, pero el episodio dejó en evidencia los riesgos que implica el lago y la importancia de supervisar siempre a los menores.

 

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