La Justicia de Río Negro declaró culpables a los cuatro imputados por el secuestro y asesinato de Otoño Uriarte, ocurrido hace 18 años en la localidad de Fernández Oro. Ángel Germán Antilaf, José Hiram Jafri, Ricardo Néstor Cau y Maximiliano Manuel Lagos esperarán ahora la otra etapa de juicio, en la que se debatirá la pena que deberán cumplir. Aunque no fueron juzgados por el delito de femicidio -no había sido incorporado en el Código Penal en esa época-, podrían ser condenados a prisión perpetua.
El tribunal de Cipolletti, integrado por María Florencia Caruso, Amorina Sánchez Merlo y Juan Puntel, dio a conocer el veredicto en la última de las 13 jornadas del juicio por el asesinato de la adolescente orense Otoño Uriarte, ocurrido el 23 de octubre de 2006 y cuyo cadáver fue encontrado el 24 de abril de 2007 en un canal del paraje El Treinta.

La jueza Caruso, autora del voto rector, consideró acreditado que los cuatro imputados “llevaron a cabo un plan para privar de la libertad a Otoño Uriarte, de 16 años. Para ello, sustrajeron su bicicleta con el fin de forzarla a regresar caminando por una zona oscura y poco transitada. Fue en ese contexto cuando fue interceptada y retenida contra su voluntad”.
Agregó que luego “trasladaron a la víctima, donde sufrió agresiones físicas y un ataque con un objeto punzocortante en la zona del hemitórax izquierdo y la axila. Estas lesiones le causaron la muerte. Posteriormente, su cuerpo fue ocultado y arrojado al canal principal de riego, donde fue encontrado el 24 de abril de 2007”.

La pericia del licenciado en Criminalística, Enrique Prueger, determinó que el cadáver permaneció sumergido cinco meses y tres semanas. Se concluyó que Otoñonfue asesinada antes de ser arrojada al agua y que los responsables intentaron deshacerse del cuerpo. Para eso le colocaron peso en sus extremidades inferiores. Esta conducta descartó otras hipótesis, como el suicidio.
FundamentosEl tribunal destacó que “la investigación se vio demorada por el paso del tiempo, pero que las pruebas reunidas en el debate oral y público permitieron reconstruir lo sucedido. Se estableció que la última vez que Otoño fue vista con vida caminaba sola por la circunvalación de Cipolletti, cerca de la medianoche del 23 de octubre de 2006”.

Entre los testimonios más determinantes, un matrimonio observó una camioneta blanca detenida en la zona con las luces bajas. Aunque no se pudo identificar con certeza que la víctima estuviera en el vehículo, sí se corroboró que la escena coincidía con el lugar donde se produjo la desaparición de la joven de Fernández Oro.
Otro elemento clave de la sentencia fue el testimonio de varios testigos que relataron un patrón de hostigamiento hacia Otoño por parte de Antilaf y los hermanos Cau y Jafri antes de los hechos. Además, se verificó que la bicicleta de la víctima había sido sustraída y luego devuelta, lo que refuerza la hipótesis de un plan premeditado.

Los magistrados concluyeron que “los cuatro imputados conocían los movimientos de la víctima y que coordinaron sus acciones para interceptarla en un tramo donde no pudiera pedir ayuda. Aunque no se acreditó que la hayan subido a un vehículo, sí se demostró que fue retenida contra su voluntad y privada de sus pertenencias, incluido su celular, que apareció quemado”.
Pericia odorológicaFinalmente, el tribunal afirmó que la responsabilidad de los acusados no se basa exclusivamente en pruebas científicas, sino en una sólida combinación de testimonios, pericias y análisis indiciarios. Se determinó que todos actuaron en coautoría y que no era necesario que cada uno de ellos hubiera participado en todas las etapas del crimen para ser considerados culpables. Con este veredicto, el proceso entra en la etapa de cesura, en la que se definirá la pena que recibirán los condenados.
Uno de los puntos centrales en la resolución del tribunal fue la pericia odorológica, que incriminó a los imputados por el crimen de la joven de Fernández Oro. El procedimiento incluyó un rastrillaje en la zona del canal El Treinta, donde la policía encontró un trozo de nylon negro. Los perros rastreadores detectaron olor en el material y siguieron el rastro hasta el domicilio de los hermanos Jafri y Cau, dos de los acusados. En una primera prueba, la pericia odorológica arrojó coincidencias con la víctima y con uno de los sospechosos. Un segundo análisis vinculó a otros dos imputados.

Las pruebas permitieron determinar que la víctima estuvo en la vivienda de los hermanos Jafri y Cau antes de su fallecimiento. Se estableció que sufrió una herida provocada con un arma blanca y que luego fue trasladada y arrojada al agua cuando ya se encontraba sin vida.
El hallazgo del nylon negro cerca de una usina fue considerado un elemento decisivo en la investigación, ya que reforzó la hipótesis de que los cuatro acusados participaron en la eliminación del cuerpo. Además, los análisis genéticos indicaron una alta compatibilidad entre el perfil de uno de los imputados y las muestras recogidas en la escena del crimen.