Reforma laboral e inversión: cuánto empleo podría crear Argentina y en qué sectores

Un estudio técnico advierte que, con crecimiento moderado y menores cargas laborales, la economía podría generar más de un millón de puestos registrados en cinco años.

La informalidad laboral es hoy una de las principales deudas estructurales de la economía argentina. Según el INDEC, el 43,2% de los trabajadores se desempeña sin aportes ni cobertura social, el registro más alto desde 2008. El fenómeno golpea especialmente a los jóvenes —seis de cada diez no están registrados— y consolida un mercado de trabajo fragmentado.

En ese contexto, el Gobierno impulsa una reforma laboral orientada a reducir la informalidad y promover la creación de empleo en blanco. El objetivo, según economistas del sector privado, no implica un retroceso en derechos, sino un cambio en los incentivos para que las empresas puedan contratar sin enfrentar sobrecostos que hoy resultan prohibitivos.

El costo laboral argentino: 60% más alto que en países desarrollados

La debilidad del empleo registrado, incluso en períodos de crecimiento, se explica por factores estructurales. Entre ellos:

  • Alta presión impositiva: Argentina está entre los tres países con mayor carga tributaria sobre el empleo.
  • Aportes personales + contribuciones patronales = 34,6% del costo laboral total, frente al 21,6% promedio de la OCDE.
  • Emplear en blanco cuesta casi 60% más que en economías desarrolladas.

Esta brecha, sumada a la falta de previsibilidad regulatoria y los costos de la conflictividad laboral, empuja a las pymes —responsables de la mayor parte del empleo— a operar en la informalidad o bajo esquemas más flexibles.

El resultado es un mercado dual, donde una minoría registrada sostiene al resto, afectando productividad, salarios y el sistema previsional.

Desigualdad regional: el Norte duplica los niveles de informalidad

Las diferencias geográficas profundizan el problema:

  • Patagonia: informalidad más baja del país.
  • NOA y NEA: superan el 48%.

Sectores críticos:

  • Construcción y trabajo doméstico, donde tres de cada cuatro trabajadores no tienen aportes.

El boom del monotributo: informalidad encubierta

En 13 años:

  • El número de monotributistas aumentó 65%.
  • El empleo privado registrado creció solo 3%.
  • De los 2 millones de nuevos puestos formales, 85% proviene del sector público y del monotributo, y solo 9% del empleo privado.

Además, el sistema previsional queda tensionado:

  • Se necesitan 27 monotributistas para aportar lo mismo que un empleado registrado.
  • Los ingresos contributivos cubren apenas el 70% del gasto jubilatorio.

Empleo y crecimiento: cuánto trabajo se crea si la economía se expande

La generación de empleo formal también depende de la elasticidad empleo–PIB, es decir, cuántos puestos se generan por cada punto de crecimiento.

En Argentina esta relación es baja en el corto plazo pero aumenta cuando el crecimiento se sostiene.
Ejemplo:

Si el PIB creciera 4% el primer año, 3,5% el segundo y 3% los tres siguientes, con una elasticidad que pasa de 0,4 a 0,75, se podrían crear:

Más de 1,1 millón de nuevos empleos registrados en cinco años

En los primeros años el mercado reaccionaría con subas de empleo de entre 1,2% y 1,6%, pero luego, con la expansión consolidada, el ritmo podría duplicarse.

Qué sectores podrían generar hasta 250.000 empleos por año

El éxito de la reforma dependerá del aporte sectorial y de los incentivos a la inversión.
Con un marco regulatorio más flexible y menor carga laboral, cinco sectores podrían liderar la creación de empleo:

Construcción ↑ fuerte creación de empleo por proyectos de infraestructura
Agroindustria Productividad + cadenas regionales
Energía Hidrocarburos + renovables
Economía del conocimiento Exportaciones y servicios profesionales
Industria manufacturera Sustitución de importaciones + pymes

Según especialistas, con estos incentivos se podrían generar hasta 250.000 puestos registrados por año.

Conclusión: una reforma para formalizar y no para ajustar

La modernización laboral debe entenderse como una herramienta para facilitar la inversión, reducir la informalidad y sostener el empleo en blanco, no como un fin político.

El verdadero desafío es articular reforma + crecimiento + inversión para encarar una transformación estructural que permita reconstruir los cimientos del trabajo formal y proyectar una Argentina más próspera y competitiva.

 

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