Bajo el título “Disolver el odio” los departamentos de Pastoral Social, Justicia y Paz y la Vicaría de Solidaridad de la diócesis católica de Quilmes (Prov. de Buenos Aires) emitieron una declaración en la que se hace “un llamado a la reflexión frente al creciente clima de hostigamiento estatal hacia las disidencias sociales y políticas” poniendo como ejemplo “el caso reiterado de la represión a los jubilados y a los dirigentes políticos y sociales”. La diócesis de Quilmes está encabezada por los obispos Carlos Tissera (titular) y Eduardo Redondo (auxiliar).
En el mismo texto se pide que “cesen las expresiones de violencia política, que nos traen recuerdos de heridas todavía abiertas en nuestro pueblo argentino y que en muchos casos aún esperan verdad y justicia”.
Sin aludir de manera directa a la resolución de la Corte Suprema de Justicia que confirmó la condena a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el documento señala que “esperamos del Poder Judicial honestidad e independencia en las acciones necesarias para traer justicia y paz a nuestra Nación Argentina” y “no subordinado -dicen los organismos sociales de la iglesia quilmeña- a poderosos grupos empresariales o de corporaciones cuyos intereses están alejados del bien de nuestro pueblo”.
La declaración está encabezada por una cita del papa León XIV, quien el pasado 8 de junio con ocasión de la solemnidad católica de Pentecostés, pidió invocar “el Espíritu de amor y de paz, para que abra las fronteras, abata los muros, disuelva el odio y nos ayude a vivir como hijos del único Padre que está en el cielo”.
En su parte introductoria la declaración recuerda que recientemente la Conferencia Episcopal Argentina, el máximo organismo que reúne a los obispos católicos del país, se expresó sobre “problemáticas emergentes que hablan de la gravedad del momento histórico que atravesamos en nuestra querida Patria” en referencia a la situación de los trabajadores y trabajadoras del Hospital Garrahan y el “clima de creciente hostilidad hacia nuestros hermanos y hermanas migrantes”. Respecto de los primeros el obispado de Quilmes señala que se trata de una “paradoja” que trabajadores de la salud, “héroes y mártires de la pandemia” hoy resulten precarizados laboralmente. Ambos casos, señala el documento, “constituyen serias alarmas frente a un sistema que alienta la concentración de la riqueza y la exclusión de una vida digna a una muchedumbre creciente”.
Y señalan que los organismos sociales de la diócesis de Quilmes que “si sumamos a este ‘clima’ la persecución a dirigentes políticos y sociales, con detenciones sin orden judicial o con la proscripción, con juicios viciados en su legitimidad por la falta de claridad en sus procesos, nos presenta un panorama más que preocupante”.
En otro párrafo se reclama “la observancia de la ley 25.871, reafirmando un modelo migratorio que combine legalidad, inclusión y derecho ‘para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia’, tal como señala el preámbulo de la Constitución Nacional”.
Hay también una manifestación de preocupación respecto del descrédito del sistema democrático que ha quedado en evidencia en el alto nivel de ausentismo en las elecciones intermedias que se vienen realizando en distintas provincias. “El ausentismo creciente en las últimas elecciones de ‘medio término’ da cuenta de un descrédito del sistema democrático para garantizar una vida más humana a nuestras familias”, se puede leer en el texto. Considerando al respecto que “el descrédito de la política allana los caminos al imperio de los negocios más vergonzosos del poder concentrado y al avance indiscriminado de quienes se siguen enriqueciendo inescrupulosamente a costa del dolor de la población más frágil”. Motivo por el cual, se afirma, “necesitamos fortalecer nuestra democracia y ennoblecer el ejercicio de la política”.
En la declaración se termina afirmando que “creyentes del Dios de la Vida seguiremos buscando ser testigos fieles, apasionados por el proyecto del Reino; donde Dios, Padre y Madre de la humanidad, hermanas y hermanos en un mundo donde los más frágiles, los más pobres, sean los primeros al sentarse a la mesa de la esperanza, del amor y de la vida”.
El documento conocido ahora es coherente con otras manifestaciones de similar estilo de la diócesis de Quilmes que en marzo pasado había denunciado ya un “plan sistemático de empobrecimiento” por parte del gobierno que encabeza Javier Milei.