Tras una semana negra que combinó derrotas parlamentarias con ruedas financieras que se transformaron en una pesadilla y obligaron al Banco Central a dilapidar 1.100 millones de dólares para contener la escalada de la moneda extranjera, el Gobierno saldrá a relanzar la campaña. Tras la visita a Estados Unidos, Milei se pondrá al frente de la campaña electoral y recorrerá por primera vez el interior, con foco en las provincias gobernadas por los mandatarios de Provincias Unidas, donde cree que puede disputarle el electorado. La estrategia libertaria de cara a octubre exige no polarizar más con los gobernadores para evitar nuevas derrotas parlamentarias y avanzar con la discusión del presupuesto 2026 que aportará gobernabilidad, creen en la Rosada. Los gobernadores miran con desconfianza. Creen que el gobierno no reglamentará la Ley de ATN al igual que se niega a implementar la Emergencia en Discapacidad y que en el fondo la discusión por la Ley de Leyes “solo es un acting” con proyecciones de dólar e inflación que difícilmente se ajusten a la realidad del año próximo.
Es jueves por la tarde. Javier Milei, su hermana, Santiago Caputo y Pilar Ramírez encabezan la segunda reunión en el quincho de la residencia de Olivos, donde Alberto Fernández mostraba filminas en tiempos de COVID. El auditorio lo conforma un grupo de perfectos desconocidos que encabezan las listas de candidatos libertarios a nivel nacional. Solo hay algunas caras familiares para el presidente: sus ministros Patricia Bullrich, Luis Petri y José Luis Espert. El encuentro trabaja sobre los lineamientos de la campaña y se anuncia que el presidente visitará las provincias. Los invitados dejaron el celular al ingresar para evitar filtraciones; quizás por eso la nueva escalada del dólar no se convierte en el principal tema de conversación y permite que Milei, muy a su pesar, piense y se involucre en política.
En el laboratorio libertario que comanda Santiago Caputo hay dos preocupaciones. La marca “La Libertad Avanza” cayó en las encuestas y, para colmo, muchos de los candidatos no miden ni cerca del sello. “Se necesita más Milei en la campaña, tiene que ser el gran protagonista”, concluyen. Los números que miran en la Casa Rosada proyectan entre 30 y 35 puntos a nivel nacional. Suficiente para mostrar una victoria, creen. El presidente comenzará a recorrer el país a su regreso de Estados Unidos, donde estiman que volverá con un espaldarazo de Donald Trump y quizás con algo más de dinero para seguir aguantando el dólar en el techo de la banda hasta el 26 de octubre. Después, “solo Dios sabe”. Ya lo dijo el economista que cena y escucha ópera en Olivos los domingos con Milei, Juan Carlos de Pablo.
La estrategia tiene riesgos: expone al Presidente a una nueva derrota en medio de la mayor crisis política desde que asumió. Una crisis que el oficialismo adjudica al “riesgo kuka”, sin autocrítica de la mala praxis que implicó pelearse prácticamente con todos los aliados que tuvo cerca y que acompañaron cada una de sus descabelladas iniciativas.
La primera fase del plan proselitista implica bajar al territorio y visitar las provincias gobernadas por los mandatarios del nuevo espacio Provincias Unidas. Córdoba fue la primera parada; Santa Fe y Corrientes serán las próximas. Allí creen que hay un electorado a disputar. Las últimas elecciones en Corrientes expusieron una derrota inédita para los libertarios, que eligieron desairar a Gustavo Valdés y armar una lista propia. El candidato violeta salió cuarto y Valdés se convirtió en un opositor más en el Congreso tras meses de prestar colaboración. Atentos a los movimientos de la Casa Rosada, los gobernadores de Provincias Unidas aseguran ante este diario: “El vínculo institucional nunca se va a dejar de lado, pero se necesitan dos para que ese vínculo se mantenga”. Prefieren hablar recién después del 26 de octubre y anticipan que levantarán más el perfil opositor “por cómo viene actuando el gobierno”.
El nuevo libreto que ensaya Javier Milei tiene un tono más moderado: reconoce el sacrificio de los sectores más castigados por la motosierra y les demanda ahora seguir aguantando “para que el esfuerzo no sea en vano”. La elección en la provincia de Buenos Aires arrojó varias lecciones. El slogan “Kirchnerismo nunca más” quedó sepultado y, por ahora, el elegido es “La Libertad Avanza o la Argentina retrocede”. La principal preocupación es la pérdida de un electorado policlasista que dejó de votar al oficialismo en septiembre. El Milei de 2023, que cosechó adhesiones tanto en los sectores más ricos como en los de menos recursos, no se parece al de 2025, que sostuvo apoyos casi exclusivamente entre los ingresos altos. El análisis de la primera sección electoral muestra cómo el voto se consolidó en los barrios cerrados en detrimento de los barrios populares del conurbano. El desafío electoral para la Casa Rosada es recuperar ese electorado.
El otro aspecto fundamental es recuperar el vínculo con las provincias. El jueves en Olivos, Santiago Caputo pidió no atacar más a los gobernadores. Se basa en dos cuestiones: los mandatarios miden bien y, en segundo orden, los necesitan para evitar nuevas derrotas parlamentarias. Esa mañana el ministro Caputo acusó a la oposición de “querer voltear al presidente”.
La semana que cierra expuso al gobierno en su momento de mayor debilidad política, jaqueado por los mandatarios y con una sociedad movilizada que logró torcerle el brazo. El miércoles la Cámara de Diputados rechazó los vetos a la Emergencia en Pediatría y al Financiamiento Universitario, y el jueves el Senado rechazó el veto a la Ley de ATN. Hubo, sin embargo, un gesto de piedad que pasó inadvertido y que será una de las cartas de negociación a futuro: la Cámara baja evitó convertir en ley la iniciativa que restringe el uso de los decretos de necesidad y urgencia, una herramienta clave para Javier Milei, que prefiere vetos y DNU por sobre la discusión parlamentaria. Los gobernadores tienen en sus manos la llave que podría deteriorar aún más la gobernabilidad de Milei.
Hasta acá, los magros esfuerzos del gobierno para acercarse a los mandatarios fracasaron. No alcanzaron los 12.500 millones de pesos de ATN que liberó en la antesala de las sesiones ni la gira de Catalán por el norte. El descrédito de la palabra oficial es total.
El jueves se decidió poner a Pilar Ramírez al frente de la coordinación nacional de la campaña. En los hechos, es una forma de desplazar al denostado Lule Menem. Aunque el ala karinista se encargó de desmentirlo, el movimiento lo corre del armado nacional tras una catarata de malas decisiones electorales que derivaron en pérdida de aliados y cobraron mayor peso al calor del escándalo por coimas en la ANDIS.
Con el gobierno sumergido en una crisis de gobernabilidad sin precedentes, la discusión por el Presupuesto cobra relevancia. El debate y su posterior sanción con aprobación del Congreso serían un gesto importante para los mercados. “Necesitan señales de gobernabilidad”, asegura un diputado con ganas de creer aún en el gobierno. La oposición más dura desconfía y piensa que el oficialismo ya se acostumbró a la discrecionalidad. El miércoles se abrirá formalmente la discusión en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que preside José Luis Espert. Sin embargo, en Balcarce 50 prefieren estirar los tiempos. La rosca fina comenzará después de las elecciones de octubre y, de avanzar, la sanción buscarían que sea recién después del 10 de diciembre, con la nueva composición de ambas cámaras. El oficialismo sabe que no está ni cerca de alcanzar mayoría propia. Sin embargo, un objetivo lo desvela: evitar que el Congreso le quite la herramienta de los DNU y volver a construir el “tercio de hierro” que blinde los vetos.