Acabar con la corrupción, la inflación y volver al crecimiento fueron propuestas electorales claves de Javier Milei. En todas ha fracasado.
El presidente de Argentina cerró su campaña para la segunda vuelta electoral de 2023, que ganó, con la promesa que Argentina dejaría “de ser tierra fértil para la corrupción”, a pesar que tres meses antes, empresarios y políticos denunciaron que su entorno ofrecía lugares en las listas electorales por sumas de entre diez mil y cien mil dólares.
Para aprobar la Ley Bases con la que se atribuyó poderes especiales que le han permitido desmantelar el Estado fue decisivo que un senador y una senadora cambiaran su voto, lo que en una democracia real quitaría legitimidad a la ley. Hubo denuncias de soborno gubernamental y en 2024 el senador fue detenido en Paraguay con 200 mil dólares en efectivo, y la senadora fue nombrada el mismo día embajadora en la UNESCO. Otros escándalos fueron el caso de maletas entradas de contrabando al país en el avión de un empresario vinculado al Presidente, con ayuda de autoridades aeroportuarias, la promoción por Milei de la criptomoneda $Libra investigada como estafa, y las presuntas coimas en la compra de medicamentos con fondos del organismo de ayudas a discapacitados, al que a su vez había quitado recursos y vetado el plan de emergencia aprobado por el parlamento, que acaba de ser ratificado.
Respecto a la inflación Milei pregona el éxito a la vez que culpa al kirchnerismo de que no baje más. Un análisis de los datos muestra una perspectiva distinta. A pesar de medidas que han desmantelado el Estado, hundido el consumo y el poder adquisitivo de las familias generando recesión, tales como el brutal recorte de gasto social y en obra pública, o la retención de las transferencias de coparticipación tributaria de las provincias, los 19 mil millones de dólares ingresados por un generoso blanqueo de capitales oscuros evadidos, tasas de interés al 70%, y ahora la venta de dólares del Tesoro público para contener su cotización y evitar mayor impacto en precios…, la inflación se mantiene en torno al 2% mensual (equivalente a la de un año en España) con tendencia creciente (la de agosto se estima en 2,1% frente al 1,9% de julio). Además del “ancla fiscal” el gobierno también utiliza el “ancla antinflacionaria” que supone mantener un tipo de cambio oficial que infravalora el dólar (sobrevalora el peso) con el apoyo del dinero del crédito del FMI, otorgado contra sus propias normas . Así la inflación en dólares en Argentina fue del 85% en 2024 (en EEUU fue del 3%), lo que da precios internos europeos y empuja a las familias argentinas a hacer viajes de compras a países vecinos.
El dólar subvaluado subsidia las importaciones y liquida el superávit comercial externo, como en la convertibilidad del gobierno de Carlos Menem que terminó en el “corralito” de 2001/2002. El dólar barato también propicia la fuga de divisas al exterior (14.200 millones entre enero y julio de 2025), viajes y compras en el extranjero (6.300 millones de dólares en mismo periodo), dilapidando los casi 18.000 millones de dólares prestados por el FMI -para pagar vencimientos de deuda al mismo Fondo- y otros organismos internacionales, poniendo al gobierno en la encrucijada falsa –pues conduce al mismo sitio- de quedarse sin reservas vendiendo dólares o devaluar. Probablemente el FMI dirá qué y cuándo. Se viene el estallido, el verso del tema de la Bersuit que gustaba cantar Milei en sus actos de propaganda, ahora se cantará en las protestas callejeras. Milei prefiere gritar que la causa de que la inflación resista y que aumente la compra de dólares como refugio, está en el supuesto temor de la población a un triunfo kirchnerista (“riesgo kuka” lo denomina despectivamente) en las legislativas parciales, bonaerenses este domingo y nacionales en octubre. La argumentación del ultraderechista se basa en la teoría de las expectativas racionales, desarrollada por los premios Nobel de economía Robert Lucas y Thomas Sargent, que postula que frente a la inflación los agentes económicos anticipan las políticas económicas anulando la efectividad de las vigentes para combatirlas.
Seguramente Milei sabe que los argentinos se refugian en el dólar más por “el riesgo Milei” pues muchos dan por descontada una devaluación después de las elecciones de octubre. Lo cierto es que aplicando la teoría de las expectativas racionales al análisis de sus datos de inflación, se concluye que también en esto ha fracasado. La inflación acumulada en los 20 meses desde que asumió en diciembre de 2023 es de 216,3%, frente al 251,9% de los últimos 20 meses del desastroso gobierno de Alberto Fernández. Si la calculamos desde su victoria en el balotaje de octubre de 2023, que disparó la inflación en noviembre y diciembre cuando asumió, en los 22 meses transcurridos hasta julio último acumuló 291,2% que está poco por debajo del 310% acumulado en los últimos 22 meses del gobierno peronista que le precedió. Pero aplicando rigurosamente la teoría de las expectativas debemos atribuir al presidente la inflación esperada racionalmente desde cuando sus victorias electorales la dispararon por el “riesgo Milei”, o mejor dicho por la fuerte devaluación del peso que anunció, y realizó al asumir, (54%, lo que aumentó 118,6% el tipo de cambio con el dólar). Esas expectativas ciertas de devaluación generaron fuerte inflación desde su triunfo en las primarias de agosto de 2023, cuando el IPC mensual se duplicó, desde el 6,3% del mes anterior y de todo el primer semestre, hasta 12,4%. Su victoria en el balotaje de diciembre volvió a duplicarla hasta 25,5%. En 24 meses transcurridos desde su triunfo en primarias de agosto de 2023 hasta el pasado julio, Milei acumuló 395,63% de inflación superando largamente los 264,5% de los 24 meses anteriores de gestión peronista. El gran truco de Milei fue provocar una anticipación de la inflación (como anticipé en TVE ni bien asumió https://www.youtube.com/watch?v=3qlvU8J9KCU) equivalente a la de casi tres años del gobierno de Fernández, a costa de empobrecer a la clase trabajadora y pequeños empresarios, reducir el PIB y destruir gran parte del aparato industrial, siendo Argentina el país con mayor caída del producto industrial del mundo en 2024, -9.4% según ONUDI, con 15.600 empresas cerradas y decenas de miles de puestos de trabajo perdidos. El “experto en crecimiento con o sin dinero”, como se define él mismo, también fracasó en el ámbito de su proclamada “mayor competencia”. Incluso el supuesto superávit fiscal financiero es falso pues no incluye como corresponde los intereses de deuda, que fueron de casi 10 mil millones de dólares en los siete primeros meses de 2025.
Todas estas medidas han sido a costa de trabajadores, Pymes y el Estado, pero también del aumento de la deuda pública (que creció hasta 465 mil millones de dólares) y privada. Las familias argentinas destinan 20% de sus ingresos a pagar deudas en gran parte contraídas para comprar alimentos a causa de la pérdida de poder adquisitivo de salarios y pensiones que no se ajustan acorde con la inflación acumulada, a la vez que son privados de bienes y servicios públicos esenciales incluyendo medicamentos oncológicos. La pobreza, (subestimada por el INDEC al basarse en una ponderación de la canasta de consumo de hace veinte años) según estimaciones privadas está en torno al 50%, superando a la del tercer trimestre de 2023 antes que asumiera Milei.
La brutal represión es la respuesta del régimen autoritario a la justa protesta. Jubilados y trabajadores que se movilizan con sus familias reclamando mejoras o en defensa de las universidades, hospitales y otros organismos en proceso de desaparición son apaleados sean niños o ancianos, a lo que se añade la persecución a periodistas, incluyendo pedidos de allanamientos domiciliarios por informar sobre la corrupción, medidas propias de un régimen totalitario no de una democracia. La libertad (para reprimir) avanza. Ante este cuadro general, que el ultraderechista mantuviese un importante apoyo electoral en 2025, solo se explicaría porque parte de la ciudadanía siga creyendo mentiras repetidas mil veces y/o porque aún guarda memoria de la frustración con el gobierno anterior y de que ningún gobierno de la democracia post dictadura hizo las reformas necesarias y posibles para incluir a ese tercio de la población sin vivienda ni condiciones de vida dignas, manteniendo niveles de pobreza de más del 25%, y en el 75% de los años por encima del 30%. Eso en un país extraordinariamente dotado de recursos. Lamentablemente concentrados en una minoría parasitaria y extremadamente antidemocrática, a la que nadie se atrevió a pararle los pies, con reformas en la propiedad concentrada y una profunda reforma fiscal que genere ingresos fiscales que permitan construir un país en el que los que crean la riqueza (“el trabajo es la única fuente de riqueza”, coincidieron Smith, Ricardo y Marx) la disfruten. Esto es cada vez más urgente en un mundo extraviado donde se normaliza un genocidio en Palestina, se amenaza la soberanía de Venezuela y otros países, y se alimenta la idea de una próxima guerra en Europa que extienda la de Ucrania y Rusia, como salida a la profunda crisis del capitalismo europeo y mundial y se antepone el delirio de maximizar la plusvalía a costa de destruir la vida en el planeta. El capitalismo destruye sus principales fuentes de riqueza, la naturaleza y el ser humano, como dijo hace dos siglos el filósofo de Tréveris. En Argentina el actual régimen es el alumno abanderado de ese capitalismo depredador.
* Universidad Complutense de Madrid