El Gobierno postergó el tratamiento del Presupuesto 2026 

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El gobierno de Javier Milei se anotó el primer triunfo político parcial en la antesala de la renovación de las Cámaras. Con ayuda de sus aliados, juntó las firmas necesarias para obtener un dictamen de mayoría y quedó habilitado para dilatar la discusión del Presupuesto 2026, que se reanudará en sesiones extraordinarias. Bertie Benegas Lynch, reemplazante de José Luis Espert al frente de la comisión, hizo uso de su doble firma para desempatar el dictamen de rechazo que impulsó el peronismo. Tras haber gobernado con partidas manejadas a discrecionalidad durante los primeros dos años de mandato, ahora La Libertad Avanza debe sancionar la ley de leyes por pedido de Washington. El tándem Martín Menem–Diego Santilli desarmó los plazos que había fijado la oposición para marcarle la cancha Gobierno.

El martes a la mañana, Diego Santilli se ausentó de la reunión de diputados electos que Javier Milei había convocado en la Casa Rosada y de la que finalmente no participó. El diputado —que se convertirá en ministro del Interior una vez que el Presupuesto no corra riesgos— tenía como mandato seguir de cerca las negociaciones con los aliados y plasmar su firma en el dictamen del oficialismo. Los detalles se terminaron de ajustar el lunes en una reunión que se realizó a espaldas de la comisión de Presupuesto, en el despacho de Martín Menem. Allí asistieron los aliados del PRO, la UCR y los “radicales con peluca” nucleados en la Liga del Interior. También fueron parte del encuentro el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi.

A los libertarios les preocupó la ausencia de los integrantes de Democracia Para Siempre, aunque confiaron en su colaboración. Según pudo reconstruir Página/12, uno de los diputados de ese bloque se comprometió con Benegas Lynch a no firmar despacho con el kirchnerismo si el oficialismo declaraba que habría sesiones extraordinarias y que el Presupuesto estaría incluido. En efecto, el diputado Fernando Carbajal, de Democracia Para Siempre, se ausentó y ayudó al oficialismo. Tampoco firmó nada Paula Oliveto, de la Coalición Cívica. Son tiempos de cambio. Durante todo 2025, tanto los “lilitos” como los radicales de Democracia Para Siempre acompañaron las iniciativas de Unión por la Patria, Encuentro Federal y la izquierda. Pero la nueva correlación de fuerzas, producto del último resultado electoral, fragmentó a la oposición.

En total hubo cuatro dictámenes. El del oficialismo cosechó 20 firmas con ayuda de sus socios del PRO, la UCR y la Liga del Interior. Los gobernadores también enviaron un guiño a la Casa Rosada: el bloque Innovación Federal aportó tres apoyos claves con las firmas del misionero Carlos Fernández, la salteña Pamela Calletti y la sanjuanina Nancy Picón Martínez, del monobloque Producción y Trabajo. Si bien lo hicieron en disidencia —y su gesto representa un llamado de atención para el Gobierno, que deberá sentarse a negociar—, su apoyo fue determinante.

Unión por la Patria, por su parte, presentó un dictamen de rechazo por considerar el proyecto del oficialismo “parte del modelo de ajuste fiscal y destrucción del Estado iniciado por Milei”. Durante su intervención, el diputado Carlos Heller explicó que el Presupuesto es “incompatible con el modelo de desarrollo con inclusión social y justicia distributiva que propone UxP”. Este dictamen obtuvo 20 firmas, al igual que el del oficialismo, motivo por el cual Benegas Lynch hizo uso de la doble firma para desempatar y entregarle la mayoría a su bloque. Si bien al peronismo no le alcanzó para imponerse no hubo fisuras al interior del bloque para firmar el rechazo pese a que algunos gobernadores participaron de la reunión que convocó Milei en la Casa Rosada después de las elecciones.

Encuentro Federal presentó un texto propio que contempla las leyes sancionadas por el Congreso y que el Gobierno incumple, como las Emergencias en Discapacidad y Pediatría y el Financiamiento Universitario. Además, propone la publicación trimestral de las dotaciones y contrataciones en datos abiertos, con el fin de controlar el gasto y terminar con la discrecionalidad. El dictamen solo obtuvo seis firmas: dos de Encuentro Federal, dos de Democracia Para Siempre y dos del MID. El cuarto dictamen fue el de la izquierda.

En este escenario de fragmentación, la estrategia opositora —que se emplazó en octubre con el objetivo de fijarle un cronograma al Gobierno para sancionar el Presupuesto— comenzó a resquebrajarse. Si bien los textos quedaron listos para llegar al recinto, nadie confiaba al cierre de esta edición en que existiera iniciativa política ni certezas para llevarlos a sesión la próxima semana. El oficialismo buscará que el debate quede para después del 10 de diciembre, con la nueva composición de las Cámaras que será mucho más favorable.

El triunfo de los libertarios es, en realidad, un triunfo parcial que apenas les permite ganar tiempo. Las disidencias que incluso sus propios aliados dejaron asentadas en el dictamen de mayoría anticipan que el oficialismo deberá introducir modificaciones si quiere lograr la aprobación definitiva. Claro que esta vez la presión del Fondo Monetario Internacional opera como un factor determinante para que la ley de leyes finalmente se sancione.

 

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