Cuando se exhibió la película Argentina, 1985 –que retrata la labor de la fiscalía en el Juicio a las Juntas– en el Colegio Militar de la Nación, Bryan Mayer montó un escándalo en redes sociales que fue replicado por Victoria Villarruel. Defendió también a un general retirado que se había solidarizado con los camaradas presos por crímenes cometidos durante la dictadura, a los que les deseó su pronta vuelta a casa. La militancia de Mayer tuvo su premio. Esta semana fue oficializado como director de Desarrollo de las Capacidades Institucionales del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH), del cual dependen el Archivo Nacional de la Memoria (ANM) y el museo que funciona en lo que fue el núcleo del campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Mayer se presenta como periodista. De hecho, dice que es corresponsal de guerra porque estuvo cubriendo el conflicto entre Ucrania y Rusia. Destaca que fue cadete en el Liceo General Belgrano de la provincia de Santa Fe y que, en 2016, empezó a estudiar Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Sin embargo, su momento de mayor visibilidad llegó en octubre de 2023, cuando cuestionó en redes la exhibición de Argentina, 1985 en el Colegio Militar. “Los cadetes del Colegio Militar obligatoriamente verán, mañana a la tarde, la película pro terrorista ‘1985’. Lo ordenó Eduardo Jozami del Ministerio de Defensa (militante del Partido Comunista; el que cede tierras militares para homenajear terroristas). Esto también se vota en el ballotage”, escribió Mayer.
Villarruel, entonces candidata a vicepresidenta, le dio un retuit y encendió la polémica. Salieron muchos al cruce entonces, incluido Tristán Bauer, ministro de Cultura del gobierno del Frente de Todos.
Tiempo antes, Mayer se había subido a otra controversia. Desde sus redes respaldó al general Rodrigo Soloaga, quien se había solidarizado con los represores presos durante el acto por el Día de la Caballería que se hizo en el Campo de Polo en abril de 2023. Soloaga ya había pedido la baja en 2004 tras la decisión de Néstor Kirchner de ordenar la remoción de los cuadros de los dictadores en el Colegio Militar. Su actitud le valió a Soloaga un llamado telefónico de Jorge Rafael Videla para agradecerle el gesto. Volvió a las fuerzas durante el macrismo y después de su discurso fue removido por el entonces ministro de Defensa Jorge Taiana.
“Los que lo silencian, los que le dan la espalda, los que no le autorizaron el discurso, son cómplices de los terroristas que pretendieron el comunismo a costa de sangre el siglo pasado y hoy nos gobiernan apostando a destruir los derechos de la propiedad privada, la libertad de expresión y prensa, los derechos individuales, promueven la censura y la persecución. Son los que buscan imponer una doctrina y una historia a medias”, posteó entonces Mayer.
En LinkedIn, Mayer se presenta como asesor en el Ministerio de Defensa, que conduce Luis Petri. Allí también afirma haberse desempeñado como prensa en el Ejército Argentino. Fue candidato a convencional por Santa Fe. Para esa campaña, posó junto al presidente Javier Milei, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo. No logró una banca, pero dice que ejerce como asesor ad honorem para la reforma de la Constitución. En sus tiempos libres, se muestra practicando tiro.
El CIPDH, donde recala ahora Mayer, funciona en el espacio memoria y derechos humanos exESMA. La institución está actualmente a cargo de Ana Belén Mármora, una abogada y periodista que se destaca por su militancia contra el aborto y el matrimonio igualitario. Mármora está casada con Agustín Caulo, número dos de Sotelo en la Secretaría de Culto y Civilización de la Cancillería.
Desde mayo, cuando el Gobierno decidió degradar la Secretaría de Derechos Humanos a subsecretaría, el CIPDH quedó a cargo del ANM y del museo sitio de memoria ESMA, considerado patrimonio de la humanidad por la Oficina de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El museo se construyó en base a los testimonios que los sobrevivientes dieron ante la Justicia. Esos mismos sobrevivientes son, para Mayer, “terroristas”.
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