Los tiempos en los que Julio César Casanova Ferro pasaba desapercibido parecen haber quedado atrás. La Cámara Federal porteña confirmó su procesamiento por secuestros y tormentos en la base Pomar, uno de los centros clandestinos de detención que regenteó la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) durante la última dictadura.
Casanova Ferro tiene 84 años y hasta hace poco se mantenía activo como docente en la Universidad del Salvador (USal). El 10 de diciembre pasado, el juez federal Daniel Rafecas allanó su domicilio y ordenó su detención.
En el allanamiento, los investigadores del Juzgado Federal 3 encontraron un portadocumentos del Partido Comunista Argentino (PCA) con un panfleto que hablaba de una campaña financiera. El hallazgo encendió las alarmas. Es que a Casanova Ferro le imputan haber participado del secuestro de siete militantes comunistas y de un empresario ligado al Grupo Graiver.
En 1960, Casanova Ferro estudiaba Derecho en la USal y militaba en Tacuara. Ese año fue detenido, acusado de haberle disparado a un estudiante judío de quince años que cursaba en el Colegio Sarmiento.
Con el tiempo, Casanova Ferro se integró a la Triple A. Hay publicaciones que le adjudican haber sido el responsable de El Puntal, sucedáneo de la revista El Caudillo, órgano de propaganda de la banda paraestatal.
Posiblemente en aquellos años trabó relación con Aníbal Gordon, un hampón que terminó prestando servicios en la SIDE como inorgánico. Casanova Ferro tampoco fue parte de la planta estable de “La Casa”.
Gordon estuvo a cargo de los tres centros clandestinos que regenteó la SIDE entre 1976 y 1977: la base Bacacay, Automotores Orletti y la base Pomar. Hay elementos para creer que Casanova Ferro fue uno de los que firmó el contrato de locación de Orletti bajo el nombre falso de Julio Cartels.
Para la justicia, lo que está probado es que Casanova Ferro operó en la base Pomar, que se activó semanas después del cierre de Orletti. Rafecas considera que Pomar funcionó como centro clandestino, al menos, entre mayo y junio de 1977.
El 20 de mayo de 1977, la SIDE secuestró a un grupo de militantes del PC que salían del local de Avenida Callao: el exdiputado Juan Carlos Comínguez, Luis Cervera Novo, Ricardo Isidro Gómez, Carmen Román, Miguel Prado, Miguel Lamota y Juan Cesáreo Arano. Solo sobrevivieron Comínguez, Lamota y Prado. En 2023, Comínguez identificó Pomar como su lugar de cautiverio.
El 14 de junio de 1977, la banda de Gordon secuestró al empresario Pedro León Zavalía, a quien vinculaban con el Grupo Graiver. A Zavalía lo tuvieron unas horas en Pomar y luego lo trasladaron a Córdoba. La aventura terminó mal. La Policía Bonaerense –con la dirección general de Investigaciones que comandaba Miguel Osvaldo Etchecolatz– logró detener a varios de los integrantes del grupo Gordon.
Después de su paso por la SIDE, Casanova Ferro habría recalado en el Servicio Penitenciario Federal (SPF). Para 1981, se integró al Ejército Argentino (EA). Fue parte del Batallón de Inteligencia 601 y, más tarde, de la Central de Reunión de Inteligencia Militar (CRIM).
La defensa de Casanova Ferro atacó el procesamiento de Rafecas diciendo que no aparecía en la nómina de integrantes de la OT 18 –la estructura de la SIDE que se correspondía con Orletti y Bacacay–, que no existían testigos que lo hayan señalado y que su acusación se fundamentaba en dichos de co-imputados.
La Cámara Federal –con las firmas de Pablo Bertuzzi, Mariano Llorens y Leopoldo Bruglia– le recordaron que el propio Zavalía lo había reconocido en 1977 como uno de sus captores. “Cabe mencionar que la clandestinidad a cuyo amparo se cometían estos delitos, sumado al hecho de que el imputado habría sido un agente inorgánico de la entonces denominada SIDE, obliga a exprimir al máximo las pruebas existentes. En este marco, los testimonios de las propias víctimas e incluso las declaraciones de los otros imputados cobran una especial importancia en el intento por reconstruir los acontecimientos materia de imputación”, escribieron los camaristas.