En plena tensión con su vicepresidenta, Javier Milei eligió a un hombre que supo ser cercano a Victoria Villarruel como cabeza de la lista de candidatos a diputados por la Ciudad de Buenos Aires. Alejandro Fargosi es uno de los fundadores del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), que preside la actual titular del Senado. No solo eso: actuó como revisor de cuentas de la institución, lo que no es un dato menor, sobre todo después de que el biógrafo del Presidente, Nicolás Márquez, apuntara a presuntas irregularidades en el financiamiento de Villarruel y hasta llegara a decir quetuvo como mecenas a Roberto Guillermo Bravo, prófugo en Estados Unidos por su rol en la masacre de Trelew.
Fargosi nació el 28 de noviembre de 1954. Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1976. A los dos años, ya estaba asociado al Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, una entidad privada que agrupa a integrantes de los grandes estudios que han visto con beneplácito las irrupciones militares en la vida política del país.
Viene de una dinastía de abogados. Su padre, Horacio Fargosi, se dedicaba al derecho comercial. Llegó a ser el titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y de Aerolíneas Argentinas cuando estuvo bajo el control del Grupo Marsans. Fargosi padre fue funcionario de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse. Ocupó el cargo de subsecretario de Justicia cuando la cartera estaba a cargo de Jaime Perriaux, recordado por haber creado el llamado “Camarón”, un tribunal especial que se dedicaba a perseguir a los militantes de los años ‘70. Perriaux también fue el aglutinador de civiles que le terminaron proveyendo sustento ideológico a la última dictadura. Participaban de esas reuniones, entre otros, José Alfredo Martínez de Hoz y Carlos Pedro Tadeo Blaquier.
Fargosi hijo fue uno de los que hizo una encendida defensa del dueño de Ledesma en marzo de 2023, cuando falleció sin rendir cuentas ante la justicia por los secuestros en la zona de influencia del ingenio. “Los mensajes de odio ante la muerte de Blaquier, que ni siquiera fue jamás condenado, son otra muestra de lo que fue el terrorismo argentino en los ‘70, más perverso y genocida que la ETA, las Brigadas Rojas y otras bandas más famosas”, escribió en X.
En mayo de 2008, Fargosi firmó como miembro fundador del Celtyv. El grupo se había creado en 2006, cuando se reanudaron los juicios contra los represores de la dictadura, para dar la batalla para sentar en el banquillo a los sobrevivientes de los ’70. Era una “rama especializada” de la Asociación Unidad Argentina (Aunar), creada por Fernando Exequiel Verplaetsen, jefe de inteligencia de Campo de Mayo durante los primeros años del terrorismo de Estado y considerada abiertamente procesista por el diario La Nación.
En los primeros tiempos del Celtyv, Villarruel actuaba como presidenta y Carlos Manfroni como secretario. Manfroni, exeditorialista de la revista Cabildo, es el jefe de gabinete de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad. En esa época, Fargosi ejercía como revisor de cuentas. Su suplente era el abogado Jorge Luis Pérez Alati, socio de Mariano Grondona, hijo del conductor de Hora clave.
Fargosi tuvo un fugaz paso por el radicalismo. Se desafilió para sumarse al Partido Demócrata. En el gobierno de Raúl Alfonsín, fue asesor en Entel.
En 2010, ganó una silla en el Consejo de la Magistratura para representar al estamento de los abogados. Lo hizo como parte de una alianza entre el radicalismo y el conservador Colegio de la calle Montevideo. Rápidamente empezó a acercarse al macrismo.
En 2011, el Colegio de la calle Montevideo lo expulsó después de apoyar el concurso 140, sospechado de serias irregularidades. La periodista Paz Rodríguez Niell reveló entonces en La Nación que una empleada de la Cámara del Crimen se había comunicado con el juzgado de Daniel Rafecas para pedir una resolución de una causa que versaba sobre el robo de monedas antiguas del Banco Nación. La empleada declaró que lo había hecho para colaborar con el juez Luis Rodríguez, uno de los concursantes que iba a tener que rendir un examen en el que se evaluaría un caso muy parecido al que había resuelto Rafecas.
En 2015, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), entonces a cargo del fiscal Carlos Gonella, incluyó a Fargosi y asociados en una denuncia por estafa procesal. El Grupo Marsans accionó contra el Estado argentino después de que se recuperó Aerolíneas Argentinas y, en simultáneo, vendió los derechos litigiosos a Burford, un fondo buitre que recibía asesoramiento por parte de estudios jurídicos argentinos. Alejandro Fargosi desmintió haber tenido vínculo con Marsans y dijo que hasta se pagaba los pasajes en Aerolíneas cuando su padre estaba a cargo.
Durante el gobierno de Mauricio Macri, Fargosi fue parte del directorio de Banco Macro por la participación que tiene la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). En el fuero contencioso administrativo tramita una denuncia contra él y otros directivos por evasión. Está a estudio de la Cámara Federal de Casación Penal.
En 2017, un tuit de Fargosi dio que hablar cuando escribió que sabía por parte de “fuentes directas” que muchos de los sin-techo de Recoleta o Barrio Norte eran pagados por punteros. Se preguntó de dónde salían los fondos y qué tenía para decir la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). En ese momento, no quedó claro si daba a entender que los servicios usaban fondos reservados para financiar espías que simulaban ser personas en situación de calle o si simplemente era un ardid para desconocer la realidad social. De todas formas, la jueza porteña Elena Liberatori decidió llamarlo a declaración testimonial para que explicara sus dichos.
En 2021, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) denunció que había hecho una publicación antisemita contra Myriam Bregman, dirigente del Frente de Izquierda y de Trabajadores -Unidad (FIT-U). En un posteo la describía como “militante judía” de izquierda. A partir de la postulación de Fargosi para el Congreso, Bregman recordó el episodio y comentó que era el mismo insulto que recibía en los juicios por parte de los represores y de sus defensores.
Fargosi mostró su satisfacción en pleno debate presidencial cuando Milei cuestionó el número de desaparecidos. No esconde su particular encono con Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, a quien le dedica varios tuits al año.
En marzo del año pasado, la acusó de “golpista”. También compartió una publicación en la que Carlotto decía que Abuelas había conversado con todos los presidentes de la democracia excepto con Milei. Eso enfervorizó a Fargosi que le dedicó varios aplausos virtuales al primer mandatario. Lo mismo con otra publicación en la que decía que el Gobierno no hacía aportes a la búsqueda de las Abuelas. “Justicia”, celebró Fargosi.
En las últimas horas, Fargosi salió a responder a su modo al escándalo por los audios atribuidos a Diego Spagnuolo que darían cuenta de una trama de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) que llegaría hasta el Presidente, su hermana Karina y Eduardo “Lule” Menem. Publicó en X que era una “opereta” del kirchnerismo. “Inventaron el caso (Santiago) Maldonado, que se ahogó solo”, escribió, indolente.
Desde sus redes sociales, Fargosi defiende al policía Luis Chocobar, que fusiló por la espalda a un pibe que había asaltado a un turista en La Boca. Es parte de su sintonía con Bullrich, con quien militó en la interna de Juntos por el Cambio.
Con Milei, el acercamiento es más reciente. El Presidente había dicho que le había pedido que trabajara en el proyecto de Ficha Limpia con el que pretendían proscribir a Cristina Fernández de Kirchner, tarea que terminó ejecutando la propia Corte Suprema con un fallo exprés firmado el 10 de junio pasado.
Fargosi no comparte siquiera el diagnóstico del Presidente para el máximo tribunal. Meses atrás, había declarado que la designación de Ariel Lijo, candidato de la Casa Rosada para la Corte, sería “trágica”. En declaraciones a Radio Mitre de Mendoza, había enfatizado: “Es la antítesis de lo que debe haber en la Corte”. En eso también estaba de acuerdo con Villarruel.