Delia Freire, voluntaria de un comedor solidario del barrio Altos del Sur, se expresó con dolor e indignación sobre el trágico suceso de abuso ocurrido a una niña en su comunidad. Según relató, la situación vivida por la menor no fue una sorpresa para quienes conocían a la familia y la realidad del barrio.
“Conocíamos a la familia y con los vecinos sabíamos que iba a suceder algo así. Sabíamos que al domicilio concurrían personas alcoholizadas y teníamos miedo de que algo pasara, pero nadie hizo nada. Ese lugar era un rancho de chapa, sin condiciones mínimas de seguridad”, expresó Delia, visiblemente afectada por los hechos.
Freire explicó que, como parte de su trabajo social en el comedor solidario, había solicitado en varias ocasiones la intervención de la Secretaría de Desarrollo Social para brindar apoyo a esta familia que vivía en condiciones precarias. Sin embargo, señaló que nunca recibió asistencia. “Solicitamos ayuda para esta familia por la situación en la que vivían, pero nunca se los avanzó. Ahora todo esto terminó de la peor manera”, lamentó.
El testimonio de Delia refleja la frustración y el dolor de los vecinos que, a pesar de haber advertido sobre el riesgo, no pudo evitar el trágico desenlace. La situación pone en evidencia la falta de atención a las necesidades sociales y la vulnerabilidad de las familias en barrios marginados.
El caso sigue siendo investigado por las autoridades y se espera que este tipo de situaciones no se repitan, instando a una mayor intervención y apoyo por parte de los organismos correspondientes.