“En las buenas y en las malas, mi tranquilidad no cambia. No estuve nervioso, era una final para nosotros también. Siempre estuve tranquilo y mi familia me acompañó”, comentó Salas tras el encuentro. “Nunca se me fue de las manos, sé manejarme de la mejor manera, siempre con respeto hacia la gente de Racing y los jugadores; siempre con cariño”, comentó, a pesar de las hostilidades, entre las que estuvo el lanzamiento de calzado. “Devolví una zapatilla, es parte del folclore, es lindo que las dos hinchadas se junten, es hermoso”, opinó el autor del único gol del partido.
River sumaba cuatro derrotas consecutivas, además de la eliminación de la Copa Libertadores. El peso de la presión era grande. No obstante, el delantero entendió que no debía cambiar de fórmula para revertir el incómodo trance. “Siempre en los momentos malos hay que levantar la cabeza, seguir entrenando, con humildad. Es la mejor manera de salir de las rachas”, explicó.
El exRacing se movió como pez en el agua en un cotejo turbulento. Incluso, se tomó con tranquilidad los roces con algunos de sus ex compañeros, como Agustín Almendra, con quien intercambió insultos al final del pleito. “No pasó nada, lo que pasa en la cancha, siempre queda dentro de la cancha; es jodón, nada más”. Y agradeció la ovación del público riverplatense cuando fue reemplazado; una hinchada que poco a poco lo está adoptando, aún en este presente irregular del equipo de Marcelo Gallardo.