Gases lacrimógenos, once expulsados y un DT argentino involucrado en una batalla campal en la Copa Bolivia 

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Patadas voladoras, gases lacrimógenos y once jugadores expulsados fue el saldo de una trifulca entre los planteles y cuerpos técnicos de Real Oruro y Blooming, dos equipos del fútbol boliviano que se enfrentaron este martes por los cuartos de final de la Copa Bolivia. El 2-2 en el marcador clasificó a los visitantes a las semifinales del torneo y, al parecer, alguna palabra de más de los ganadores luego del pitazo final del árbitro Renán Castillo encendió a los futbolistas de Oruro, que reaccionaron. Y todo se salió de cauce.

Las imágenes difundidas a través de redes sociales muestran al entrenador argentino Marcelo Robledo (de Real Oruro) intercambiando golpes con el kinesiólogo del equipo visitante. El propio Robledo -que hizo toda su carrera de futbolista en Bolivia y luego se dedicó a ser entrenador- recibió una agresión por parte de un integrante del cuerpo técnico del equipo visitante. Para ese momento, las acciones se habían desmadrado y la policía no daba abasto para contener a futbolistas y allegados que se agredían en una verdadera batalla campal.

“Al finalizar el partido, declaraciones subidas de tono del entrenador y jugadores de Blooming encendieron los ánimos, provocando una gresca en el ingreso a los vestuarios. La Policía intervino con gases lacrimógenos, afectando a futbolistas de ambos equipos y generando un cierre caótico e impropio de un torneo profesional“, se lee en el diario La Patria, de Oruro.

El matutino El Deber, por su parte, informa lo siguiente: “Con los festejos del conjunto cruceño, comenzó una trifulca en la que, según se observa en las imágenes, Julio Vila y Sebastián Zeballos [ambos argentinos] perdieron el control e increparon a jugadores de Blooming como Richet Gómez. También hubo empujones y peleas entre integrantes de los cuerpos técnicos. Aunque algunos futbolistas intentaron calmar la situación, el conflicto siguió escalando”.

Dentro de esa escalada, “la policía intentó dispersar la pelea con gas lacrimógeno, pero ni siquiera eso logró apaciguar la situación, que continuó descontrolada”. Luego, El Deber especula con los posibles castigos para los involucrados: “Más allá de quién inició los incidentes, la imagen que deja este partido es una vergüenza para el fútbol nacional. Un episodio que excedió lo deportivo y que anticipa duras consecuencias, tanto para Blooming —que debe afrontar las semifinales y el tramo final del torneo— como para Real Oruro”.

Además, el diario boliviano El Día detalló que un funcionario del área de logística de Blooming sufrió una fractura en el rostro durante las agresiones y deberá ser operado. Su nombre es Cristian Méndez, quien pasó la noche en un hospital de Oruro con un diagnóstico de “fractura maxilofacial en el pómulo derecho”.

Según trascendió, el árbitro del partido detalló en el acta del partido las once tarjetas rojas que sacó tras los incidentes registrados en Oruro. Están expulsados siete futbolistas de Blooming y cuatro del equipo local. Además, hay tarjetas rojas para ambos cuerpos técnicos. Entre ellos, el entrenador argentino Robledo. Entre los siete jugadores de Blooming expulsados no hay argentinos, pero entre los cuatro suspendidos de Real Oruro está el capitán, Julio Demián Vila, defensor central de 29 años.

Además, el árbitro consignó en su informe otras seis tarjetas rojas: ambos entrenadores (Robledo y Mauricio Soria, su par de Blooming) y cuatro asistentes: el médico Henry Seas Cabrera y el fisioterapeuta José Luis Papu Vaca (ambos de Blooming), más Iván Salinas Pérez (ayudante de Robledo en Oruro) y Rubén Poquechoque (entrenador de arqueros en Oruro). Si se suman las rojas de auxliares y futbolistas, la cantidad de expulsiones trepa hasta las ¡17!

La pelota está ahora del lado del Tribunal de Disciplina Deportiva (TDD) de la Federación Boliviana de Fútbol, que recibirá el informe del árbitro y tendrá que emitir un veredicto luego de escuchar a ambos clubes. No se descartan fuertes suspensiones para los futbolistas informados, que deberán cumplirse en la próxima Copa Bolivia. También aparecen en el radar castigos para Oruro -jugar partidos a puertas cerradas- y hasta una multa económica. Todo el fútbol boliviano califica lo ocurrido este martes en Oruro como un escándalo. Y las imágenes de la trifulca recorren el mundo.

  

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