Desde comer uvas hasta estrenar ropa o barrer la casa, estas son algunas de las costumbres más elegidas en Argentina para atraer amor, salud y prosperidad en los primeros minutos del Año Nuevo.
Con la llegada del Año Nuevo, miles de personas en la Argentina recurren a rituales y tradiciones populares con la esperanza de comenzar el próximo año con buenas energías. Amor, dinero, trabajo, salud y la posibilidad de dejar atrás lo negativo del año que termina son algunos de los principales deseos que motivan estas prácticas.
Entre los rituales más conocidos se encuentra el de comer 12 uvas —o pasas de uva— apenas pasada la medianoche. La tradición indica que se debe pedir un deseo por cada uva para asegurar un buen inicio de año.
Otro de los rituales más comentados en los últimos años es el de comenzar el año debajo de la mesa, una práctica vinculada al amor. Quienes la realizan aseguran que es efectiva para atraer pareja durante el año entrante.
El color de la ropa interior también tiene un fuerte simbolismo. Cada tonalidad representa distintas expectativas para el nuevo año, relacionadas tanto con el estado de ánimo como con los deseos personales.
En la misma línea, vestirse de blanco es una costumbre extendida en distintas partes del mundo, asociada a la atracción de luz y buenas energías, aunque actualmente se acepta el uso de otras gamas de colores.
Estrenar alguna prenda o accesorio, aunque sea algo sencillo como medias o una pulsera, es otro de los rituales habituales. La tradición señala que comenzar el año con algo nuevo ayuda a atraer renovación y prosperidad.
Para dejar atrás lo negativo, muchas personas eligen barrer la casa de adentro hacia afuera y sacar la basura a la calle antes de la medianoche, con la intención simbólica de expulsar las malas energías acumuladas durante el año.
Encender una vela durante la cena del 31 de diciembre y mantenerla prendida hasta después de las 00:00 es otro de los rituales vinculados a la buena suerte y la protección para el año que comienza.
Finalmente, la quema de muñecos es una tradición muy arraigada en algunas ciudades del país, especialmente en La Plata. El muñeco representa al año que se va y se quema a la medianoche como símbolo de cierre de ciclos y de la posibilidad de empezar de cero.
Estas prácticas, más allá de las creencias personales, forman parte del folklore popular y se renuevan cada año como una forma de celebrar el comienzo de una nueva etapa.











