Sin cargo formal ni despacho, Diego Santilli arrancó el diálogo a ciegas con dos gobernadores amigos del Gobierno nacional que no son incondicionales, pero ayudan. Tanto el chubutense Ignacio Torres (Provincias Unidas) como el catamarqueño Raúl Jalil (PJ) se retiraron de Casa Rosada sin detalles sobre las reformas para las que les piden colaboración, aunque más satisfechos de lo que preveían. Como la mayoría de los mandatarios, a excepción del cuarteto de peronistas excluidos, los ilusiona la posibilidad de que “El Colo” abra el grifo de recursos que les cortó la motosierra de Javier Milei.
Como ya lo había hecho el Presidente en la cumbre que armó la dupla Guillermo Francos-Lisandro Catalán, sus reemplazantes están pidiendo apoyo para que el Presupuesto 2026 se apruebe a toda velocidad en las sesiones extraordinarias de diciembre. También negocian respaldo para la polémica reforma laboral, sobre la que no dan detalles como tampoco lo hacen con la reforma tributaria. Sólo hubo presentación del Código Penal que Patricia Bullrich usó en campaña y que será su carta de ingreso a al Senado de la Nación.
La presencia del jefe de Gabinete, Manuel Adorni, en las reuniones –que se hicieron en su despacho de la planta baja de Casa Rosada– dejó en los invitados la sensación de que se ausculta la gestión del ministro del Interior antes de que preste juramento.
Un dato intimidante fue la actitud de Osvaldo Jaldo. No sorprendió su respaldo público como tampoco que renunciara a la banca que ganó en forma testimonial como parte del pacto de unificación del peronismo de Tucumán. El acuerdo establecía la asunción en Diputados del tercero de la lista, Javier Noguera, y de la reelecta diputada Gladys del Valle Medina. Noguera es más afín al Instituto Patria y Del Valle Medina responde al gobernador desde el bloque Independencia. Era una obviedad que se neutralizarían uno al otro votando en contra y a favor del Gobierno nacional en las leyes más polémicas.
Sin embargo, este sábado la diputada Cecilia Moreau denunció a Jaldo por “extorsión”. En una entrevista periodística, el gobernador le exigió a Noguera “acompañar al gobierno de la provincia para que pueda gobernar y darle gobernabilidad a los municipios”. Incluso, Jaldo le advirtió que “tiene que cuidar a su esposa que gobierna Tafí Viejo” y “no hacerse el opositor”.
Menos frontales y más prudentes, también Torres y Jalil se mostraron predispuestos al acompañamiento. Al chubutense le preocupaba especialmente el compromiso por la quita de retenciones al petróleo en el que había avanzado con Francos y Catalán, antecesores recientes de Adorni y Santilli. En la charla, la primera de esta ronda de gobernadores, le dieron tranquilidad. De todos modos Torres, que arrastra una herencia compleja en Chubut, reiteró su reclamo por obras de infraestructura que considera prioritarias.
Algo de eso le había anticipado a Santilli, la tarde anterior, Sebastián García De Luca, uno de los armadores de Provincias Unidas, espacio que integran Torres junto a Martín Llaryora (Córdoba); Maximiliano Pullaro (Santa Fe); Gustavo Valdés (Corrientes); Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz). De ese grupo, solo Valdés ganó la elección legislativa nacional del 26 de octubre, lo que debilita la posición del conjunto.
En ese marco, los gobernadores de la “U” se reúnen semanalmente vía zoom para evitar que los dividan. En esos encuentros avalaron el proyecto de ley de Presupuesto que firmó el interbloque Encuentro Federal en la última reunión de comisión y que también tuvo votos de Innovación Federal, bancada en la que confluyen representantes provinciales de Río Negro, Salta y Misiones. El texto defiende el superávit aunque lo establece en 0.9 mientras que La Libertad Avanza lo establece en 1.5. El dictamen contempla una decena de modificaciones al texto libertario en favor de las demandas de los jefes provinciales. Por ahora, es sólo un llamado de atención: el dictamen se caerá y si todo marcha acorde al plan libertario varios de los legisladores firmantes ya no estarán para su tratamiento el próximo mes.
“Entendemos la política”, reconoció a Página/12 un dirigente de Provincias Unidas que aspiraba a un mejor resultado y a sumar diputados y senadores en favor de las provincias. Sin embargo, también apuntó que no es el mismo escenario de diciembre del 2023 o de enero del 2024 y que, en cambio, hay mayor desconfianza y desgaste.
Es cierto que el oficialismo tendrá un tercio del Congreso para sostener los vetos presidenciales a partir del 10 de diciembre, pero también es cierto que necesita apoyos para sus propias leyes en tanto que los gobernadores se sienten frustrados en su vínculo con Casa Rosada. La magra y discrecional ejecución de los Aportes del Tesoro de la Nación (ATN), la falta de inversión en rutas y la decisión del Gobierno de quedarse con los fondos que ingresan por el Impuesto a los Combustibles Líquidos son quejas reiteradas en cada conversación. Ya está bien enterado Santilli, a quien ya se le reclaman deudas con las cajas previsionales –Santa Fe tiene una demanda ante la Corte Suprema–y avales para endeudarse.
“Ojalá ‘El Colo’ lo pueda hacer. Tenemos la mejor predisposición, pero tenemos necesidades”, insisten amigables los golpeados mandatarios del centro.
El único peronista que tuvo un mano a mano con Santilli y Adorni es el catamarqueño Jalil, que planteó una agenda que incluye temas vinculados a la energía, servicios públicos y, fundamentalmente, el financiamiento de obras de gas y un sistema de rutas (que considera imprescindible para fomentar el turismo y el desarrollo en torno a la explotación del litio). Además, les recordó temas acordados que Nación incumplió. De todos modos, se mostró predispuesto a discutir las reformas. Adorni y Santilli lo sorprendieron al mostrarse conocedores de los detalles importantes para Catamarca.
De todos modos, hay gobernadores que aún no fueron llamados, no sólo los cuatro excluidos expresamente por Milei como son los peronistas Axel Kicillof, Gustavo Melella, Gildo Insfrán y Ricardo Quintela. Es el caso del rionegrino Alberto Weretilneck, que se quedó sin bancas en el Congreso. Cerca de Santilli subrayan que “va a dar toda la vuelta” y conversará con todos los firmantes del Pacto de Mayo.
A los libertarios ahora les bastan cuatro a cinco gobernadores que colaboren por fuera de aquellos con los que conformaron alianza electoral (el chaqueño Leandro Zdero; el mendocino Alfredo Cornejo o el entrerriano Rogelio Frigerio). Ampliar sería una forma de resguardo y le daría libertad de acción a LLA en el Parlamento, donde el oficialismo manifiesta cierta prevención respecto a Mauricio Macri y Jorge Macri. El martes, los diputados del PRO firmaron en disidencia el dictamen de Presupuesto porque no garantiza la coparticipación porteña.
También en torno a los jefes provinciales hay operadores escépticos o negociadores precavidos. Afín a dialogar, pero prudente se oye al santafesino Maximiliano Pullaro que tras ganar la elección desdoblada cayó bajo los efectos de la polarización protagonizada por peronistas y libertarios. Pullaro no fue el primero en recibir el llamado de Santilli sólo porque el futuro ministro tenía un número de teléfono viejo. Un exfuncionario de Interior le solucionó el error y fluyeron los mensajes por chat.
Es evidente que los gobernadores de la “U” y los provinciales están al tope de la lista de invitados. Este lunes será el turno de Llaryora y del sanjuanino Marcelo Orrego, mientras que el salteño Gustavo Sáenz fue convocado para el martes. En Gobierno conocen en detalle los flancos débiles de algunos de ellos como el santacruceño Claudio Vidal que podría tener dificultades para pagar sueldos.










