Tigre salió airoso de Rosario tras empatar 1-1 este viernes con Newell’s Old Boys, por la fecha 12 de la Liga Profesional.
Antes de su pitazo inicial, el duelo en el Parque de la Independencia tuvo un emotivo minuto de silencio en tributo a Miguel Angel Russo, el fallecido DT xeneize que, a pesar de su fuerte vinculación con Rosario Central, se vivió con gran respeto y con su hijo Ignacio como protagonista, muy conmovido tras despedir a su padre solo horas atrás y decidir sumarse a último momento a la delegación del Matador.
Con veintidós minutos de juego, una contra furibunda encabezada por David Romero terminó con una gran demostración del olfato goleador de Nacho, que apareció solo en el área para empujar la pelota y romper las tablas. Inmediatamente, el ex Instituto de Córdoba se arrodilló y rompió en llanto mientras sus compañeros lo abrazaban.
Antes de volver a su mitad del campo de juego para la reanudación de las acciones, el delantero de 24 años levantó su camiseta y mostró su tatuaje en homenaje a su padre: “Todo se cura con amor”, una de las frases celebres del mítico entrenador.
Sin embargo, el local igualó poco después con el extremo Facundo Guch. Ya en el complemento y en un clima muy caldeado, la afición rojinegra despidió con insultos al experimentado Ever Banega, un símbolo del equipo de Cristian “Ogro” Fabbiani, que decidió su reemplazo.
Decretado el empate y con la voz entrecortada, habló Nacho Russo: “Fueron días muy duros. Diego Dabove estaba al tanto de lo que pasaba. Yo tomé la decisión de jugar, porque él (por su padre) quería que juegue, y el cuerpo técnico lo asumió con mucho respeto. Tras el gol lancé un beso al cielo y pensé en su sonrisa, que era lo que más lo caracterizaba. Mi papá me dejó muchas enseñanzas, entre ellas a no bajar la guardia. Dentro de este momento tan duro, estoy muy agradecido a todos los amantes del fútbol que se acercaron y trajeron su cariño, me llena de felicidad”.