El Servicio Penitenciario Federal (SPF), que depende de Patricia Bullrich, se pronunció a favor de que Christian Federico von Wernich sea incorporado al régimen de salidas transitorias. El excapellán de la policía bonaerense cumple una condena de prisión perpetua por secuestros, torturas y asesinatos perpetrados en el llamado circuito (Ramón) Camps durante la última dictadura. El cura represor ya había querido salir en libertad condicional en 2023, pero desistió de su pedido después de que la Curia rechazara hospedarlo en el hogar sacerdotal del barrio de Flores.
Von Wernich cumplió en mayo 87 años. Hace más de 20 años que está preso por crímenes de lesa humanidad. En 2007, fue condenado en el segundo juicio que se hizo en la jurisdicción de La Plata.
Von Wernich es un bon vivant. Nació en San Isidro en una familia acomodada. Fue pupilo en el colegio San Jorge. Cuando terminó la escuela, viajó a Estados Unidos para estudiar administración de empresas. Después se mudó un tiempo a Alemania.
Von Wernich vagó por el mundo y se jactó de sus conquistas amorosas antes de dedicarse al sacerdocio, como reconstruyó el periodista Hernán Brienza en su libro Maldito tú eres. La ordenación sacerdotal le llegó en 1974, cuando ya estaba cerca de los 40 años.
Para marzo de 1977, von Wernich ya estaba trabajando en la Policía bonaerense. Lo hacía bajo las órdenes de Miguel Osvaldo Etchecolatz, por entonces director general de Investigaciones de la policía provincial. Cobraba un sueldo, se movía con chofer y tenía acceso a distintos centros clandestinos de detención: Puesto Vasco, Pozo de Quilmes, la Brigada de Investigaciones de La Plata, la Comisaría 5ª y Arana. Camps, el jefe de la Bonaerense, llegó a referirse ante la justicia a von Wernich. “Los detenidos recibían asistencia espiritual y quien era el encargado de suministrar la misma era el sacerdote von Wernich, incluso el sacerdote fue condecorado por la acción que tuvo y/o desarrolló con los detenidos”, dijo.
Luis Velasco tuvo contacto con von Wernich mientras estaba secuestrado. Después de verlo torturado, el cura le dijo: “Te quemaron los pelitos”. Enseguida, le recomendó: “La vida de los hombres depende de vos y de tu colaboración”. Mientras lo tenían privado de su libertad en Puesto Vasco, von Wernich buscó entrevistarse con el periodista Jacobo Timerman.
El cura también tuvo un trato directo con siete detenidos de la Brigada de Investigaciones de La Plata: Liliana Galarza, María Magdalena Mainer, Pablo Mainer, Domingo Moncalvillo, Nilda Susana Salamone, Cecilia Idiart y María del Carmen Morettini. Era el nexo entre ellos y sus familiares. En un momento determinado les dijeron que iban a dejarlos en libertad y que los iban a ayudar para salir del país. Von Wernich fue parte de ese engaño.
Los planes de los hombres de Camps eran otros. Julio Emmed, por entonces, se desempeñaba como custodio de Etchecolatz y contó lo que había pasado con los secuestrados. A tres de ellos los inyectó el médico policial Jorge Bergés en el corazón. Sus cuerpos fueron llevados al cementerio de Avellaneda. Los otros fueron asesinados en un descampado y sus cuerpos incinerados en Puesto Vasco.
“El cura me dice que lo que habíamos hecho era necesario para el bien de la Patria”, contó Emmed ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Emmed fue más elusivo en su declaración en el Juicio a las Juntas, pero quedó claro que estaba siendo amenazado para cambiar su testimonio. Al poco tiempo, fue asesinado.
A diferencia de lo que declaró Emmed, von Wernich había dicho en el Juicio a las Juntas que los había ido a despedir cuando salían del país y que les había aconsejado escuchar discos de Carlos Gardel para no sentirse “homesick” (nostálgicos). Tras esa declaración, la Bonaerense le dio la baja.
Von Wernich le contó una versión edulcorada de esta historia al SPF. Dijo de manera sucinta que estaba preso por su actuación como capellán. En julio pasado, hizo saber de su intención de tener salidas transitorias al hogar de su hermano menor, Ricardo, que vive en Mercedes, provincia de Corrientes.
Su hermano, que es agricultor, vive en una casa grande con pileta. Para llevarlo y traerlo de Corrientes, se ofrecieron una hermana y una sobrina.
El SPF evaluó los costos de cada salida. Si lo van a buscar a Campo de Mayo y, de allí, suben a un remis para tomar el tren y luego un ómnibus hasta Corrientes, el viaje demoraría unas doce horas y costaría unos 72 mil pesos. Lo mismo para el regreso. En cambio, si la familia hace el trayecto en auto, el traslado demoraría unas ocho horas y costaría entre 80 y 100 mil pesos.
El 7 de agosto pasado, se reunió el consejo correccional en la Unidad 34 de Campo de Mayo. De manera unánime, los distintos sectores se pronunciaron a favor de que von Wernich ingrese al régimen de salidas transitorias –algo que deberá ser decidido por el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata.
El SPF propuso que le den al cura represor una salida de 24 horas cada dos meses. Como la ida a Corrientes implica un viaje extenso, el SPF sugirió que se le adicionen 25 horas por el traslado.
El lunes, el TOF 1 de La Plata les pidió a la fiscalía y a las querellas que se pronuncien sobre el pedido de von Wernich. A principios de año, el excapellán había hecho una solicitud similar, aunque desistió después de que la jueza Gabriela López Iñíguez le pidiera al SPF que informara si podía mudarlo a alguna unidad de Corrientes para evitar los traslados. Von Wernich entró en pánico y le pidió a su defensa declinar el ofrecimiento. “Sería una ‘pena de muerte decretada’”, escribió ante la posibilidad de que lo saquen de Campo de Mayo.
En 2023, von Wernich había pedido la libertad condicional, ya que había cumplido dos tercios de la pena. Tenía pensado instalarse en el hogar sacerdotal “Monseñor Mariano Espinosa”, ubicado en la calle Condarco al 500 del barrio de Flores. En ese momento, fuentes del arzobispado le anticiparon a Página/12 que no tenían previsto darle alojamiento al cura represor. Frente a ese panorama, von Wernich abandonó su pedido de salir de la cárcel.
Von Wernich no es el único represor que quiere salir de la cárcel. Uno de los que solicitó salidas transitorias es el exmarino Alberto Eduardo González, considerado mentor de la vicepresidenta Victoria Villarruel. González, condenado a prisión perpetua por crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, le pidió al TOF5 que tramite su pedido con reserva para que los querellantes no hagan pública su oposición.