A pesar de las pericias, aseguró que disparó como dice el manual  

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El gendarme Héctor Guerrero que el pasado 12 de abril disparó su granada de gas lacrimógeno –no como ordenan los manuales de las fuerzas de seguridad– y que impactó en la cabeza del reportero gráfico Pablo Grillo declaró ante la justicia federal. Afirmó que es inocente, que usó su lanzagases tal como se lo enseñaron y que sufrió el ataque de militantes. Una serie de afirmaciones que se contradicen con las pericias que le presentaron y que demuestran su responsabilidad directa en el ataque que tiene a Grillo todavía recuperándose en un hospital. 

Frente al juez Ariel Lijo que subroga a María Servini, actualmente de licencia, dijo que todos los disparos que realizó “fueron a lugares seguros. Yo jamás tuve la intención de lastimar a ninguna persona, y el lanzagas lo usé a medida que me instruyeron y de acuerdo al manual del uso de lanzagas. Soy inocente”, fue todo lo que declaró. 

La frase puede sonar contundente para el gendarme y sus representantes legales, pero se desmoronaron frente al resultado de las pericias que Lijo ordenó que se las leyeran antes de declarar. Primero que nada los informes lo ubican en el lugar desde donde salieron las granadas de gas y señalan a Guerrero como el que disparó la que impactó en Grillo. Es más, señalan hasta detalles que había en el equipamiento de Guerrero como que “el aquí presente poseía un casco colocado con la inscripción “Picha” en su parte trasera”.

Guerrero dice que utilizó el arma de la forma que indican los manuales. Las pericias que realizaron de la forma en que se debe disparar y en la que él lo hizo concluyen todo lo contrario a lo que declaró. “Se le hace saber al aquí imputado que el disparo que hirió de gravedad al mencionado Grillo, fue efectuado por el declarante de forma antirreglamentaria, ya que fue realizado con su arma en posición horizontal, de forma contraria a lo indicado por el manual”.

Por si quedaran dudas, se le leyó a Guerrero que en las imágenes y videos que recopilaron se lo puede identificar y ver en el momento en que efectuó el disparo “con su arma ubicada en forma horizontal, apuntando contra un grupo formado por gran cantidad de manifestantes, siendo que conforme se desprende de las indicaciones del fabricante de tal pistola, los disparos deben ser efectuados en forma oblicua”. 

Cuando Guerrero salió de Comodoro Py, un grupo de reporteros gráficos que acompañaban a Fabián Grillo, padre de Pablo, quien ayudó a identificar al gendarme que pudo ser fotografiado. El grupo de fotógrafos allí presentes habían realizado una muestra fotográfica denominada “Libertad de expresión y derecho a la protesta”.

Tanto para el Centro Legales y Sociales (CELS) como la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH), que llevan adelante la querella, la declaración de Guerrero es falsa y las pericias a la que el gendarme tuvo acceso demuestran que miente de cabo a rabo.

Mientras esto ocurre, Pablo Grillo continúa recuperándose de las terribles heridas que le provocó la granada que lanzó el gendarme Guerrero. Ayer, Fabián dijo que su hijo tiene una evolución “favorable”. También dijo que su hijo de a poco está recuperando un mayor grado de autonomía que hace que la familia sea mucho más optimista en cuanto a la recuperación del joven reportero gráfico.

 

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