El Gigante de Arroyito fue el escenario de un espectáculo inolvidable. Con la presencia de los campeones del mundo, Angel Di María y Leandro Paredes, Rosario Central y Boca animaron un encuentro que permanecerá grabado en la memoria de los amantes del fútbol argentino.
El impactante recibimiento del público hacia los protagonistas y el amor generalizado hacia Miguel Ángel Russo por parte de los fanáticos de Central, marcaron algunos condimentos antes de que la magia comience a encandilar a los espectadores.
El visitante logró ponerse en ventaja a través de la experiencia de su referente. Es que el ex volante de la Roma jugó rápido una pelota parada, y Brian Aguirre abasteció a Rodrigo Battaglia, para que el mediocampista con pasado en Huracán estableciera la primera diferencia.
Pero la alegría teñida de azul y oro duró poco, debido al magnífico talento de Di María. El ex Real Madrid, PSG, Manchester United y Benfica había amenazado con su zurda endiablada con las ejecuciones de un par de tiros de esquina que habían complicado a Leandro Brey. Y en su tercer intento, Di María se aprovechó de la juventud del arquero boquense y sorprendió con un golazo olímpico, que permanecerá grabado en la memoria colectiva.
El ídolo que conquistó la gloria con la Selección es un especialista en sorprender a los arqueros con su pegada. Su último antecedente había sido en la Champions League, cuando vestía la camiseta del conjunto lusitano.