La derrota de Independiente por 1 a 0 ante Banfield se llevó puesto el ciclo de Julio Vaccari como técnico “rojo”. En su retorno a Avellaneda después de la hecatombe ante la Universidad de Chile, el equipo necesitaba mostrar otra imagen, otra actitud, un fútbol más convincente y esperanzador. Como nada de eso sucedió (mas bien todo lo contrario) y el Rojo está último en la tabla de la zona B con apenas tres puntos sobre 21 jugados, sin haber podido ganar en las siete fechas que van del Torneo Clausura, el entrenador anunció tras el partido su salida del cargo para descomprimir una situación que no logró rescatar.
Luego de cantar contra los dirigentes y los jugadores, los hinchas de Independiente se fueron de la cancha arrastrando los pies. Desesperanzados. Llenos de preguntas. Porque el equipo no mostró nada, porque no se le cayó una idea y porque se la pasó tirando centros y pelotazos. En ningún momento, el Rojo no pudo evadirse del clima espeso del estadio y de los murmullos y la impaciencia que fueron ganando el ambiente a medida que pasaba el tiempo. La gente fue parcialmente dura con Pussetto y Mazzantti. Como si ellos fueran los máximos responsables de la sequía goleadora que castiga al equipo que no hizo tantos en cuatro de sus últimas cinco salidas. Cuando Vaccari los reemplazó por el paraguayo Ávalos y el uruguayo Abaldo, una silbatina pesada cayó sobre sus espaldas.
El problema fue que Independiente atacó a los empujones, forzado y apurado. Y jugando así no logró nada. En los apuntes solo figuran dos remates del lateral izquierdo Zabala que salieron por encima del travesaño en el primer tiempo. Después, hizo magia, nada de nada. Lomónaco, Valdez y Marcone apretaron los dientes y trataron de llevar adelante al equipo. Pero no hubo caso. La impotencia para generar juego de ataque fue total. Y ninguno de los cambios logró repararla.
Banfield, que ganó tres de sus últimos cuatro partidos y está tercero en la zona A con trece unidades, vino a replegarse y a esperar. A los 36 minutos, del primer tiempo, Gonzalo Ríos lanzó un corner desde la izquierdo, Martín Río lo empujó a Pussetto, peinó la pelota al segundo palo y marcó el único gol de la tarde. Después, insistió en pararse atrás (muy sólido Vittor en el aguante) y dependió de los arranques de Gonzalo Ríos que encontró espacios por detrás de Marcone. No llegó casi nunca. Pero la solidez defensiva y el esfuerzo multiplicado de todos le alcanzó al Taladro para sumar otros tres puntos. Y empujar la salida de Vaccari como técnico de Independiente.