​Vélez campeón en la neblina de Avellaneda   

  

Vélez se quedó con la tercera edición de la Supercopa Internacional a partir de la eficacia que tuvo en el segundo tiempo, y a las ganas que imprimió desde el pitazo inicial de Darío Herrera. En el arranque del segundo semestre futbolístico, y casi sin refuerzos -Magallán en el ganador entró al final para cuidar el cero en el arco- pudo superar a Estudiantes, tras las caídas recientes en la final de la Copa de la Liga, y el Trofeo de Campeones.

Show de luces, fuegos artificiales, himno nacional, parlantes a todo volumen y a jugar. De arranque, el Fortín soprendió a pura intensidad, con un remate y una trepada ambiciosa de Elías Gómez. El conjunto platense parecía sorprendido, algo nervioso y retrasado en el campo, aunque a los seis minutos quedó claro que en realidad esperaban las trepadas de Gómez por el carril izquierdo, para comerle la espalda.

Marchiori sacó así un bombazo increíble a Meza, que hizo recordar a algún memorioso que la final de la Copa de la Liga se abrió con un derechazo del lateral Eros Mancuso. A los 16 minutos, Manyoma de cabeza lo tuvo a la salida de un tiro libre, y a los 20 Baeza probó de lejos evidenciando que ya no llegaban hasta el fondo como antes. El chileno pudo irse expulsado por levantar mucho la pierna, pero Herrera solucionó con amarilla y, al igual que Mammana, estuvo cerca de irse temprano a las duchas.

Luego fue el tiempo de los tiros libres peligrosos, cerca del área, sin mayores peligro y del duelo de hinchadas: “Y dale Ve”, “Con el León voy a todos lados”, porque las simpatizantes le daban color y calor a una noche cada vez más gélida. Para Guillermo y Gustavo Schelotto esta fue su primera final -y su primera conquista- en la institución, y se dio justo ante un rival que le recordaba su clásico rival de origen en Gimnasia.

En Estudiantes hizo su debut el refuerzoFernando Muslera, el arquero que atajó en los últimos cuatro mundiales para la Selección de Uruguay. Mientras que el fondo extrañó la seguridad defensiva de Sebastian Boselli, titular que salió del equipo al ser repatriado por River.

La aparición de Tomas Galván, con un zurdazo bajo a los 52 minutos, instantes después de que Herrera llamara a los capitanes a ver si seguían, porque la neblina no dejaba ver nada, cambió el rumbo del juego. Robó alto en la salida, asistencia de Romero y el jugador tan castigado en redes sociales -porque se considera que tapa a los pibes- apareció para definir sólo por el medio, para marcar su primer gol con la “V” azulada en el pecho.

Momentos después lo reemplazó el juvenil Tobías Andrada. Un grito de desahogo, festejado con la vehemencia de un título internacional, que refuerza la confianza de un equipo que busca reconstruirse a pesar de haber sido campeón también en diciembre. La vuelta olímpica llega apenas días después de que la Reserva de Vélez grite campeón, confirmando un momento de esperanza para el club de cara al segundo semestre, en el que buscará pelear la Copa Libertadores, pero sin descuidar el plano local para no sufrir contratiempos con el temido descenso.

  

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